jueves, 28 de mayo de 2009

Trinidad

Colorida Trinidad


Querida Cuba,
este verano echaré de menos tus colores


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miércoles, 27 de mayo de 2009

Lo irreverente II

Olympia2008 091


- Estamos aquí, farsante, donde nos dejaste. ¿Acaso te mofas de nosotros?

Pé elevó una ceja sarcástica e hizo una mueca con los labios, a la vez que estiró lenta y perezosamente su brazo derecho en dirección a la mesilla de noche. Tentó su libreta de cuero y la cogió enérgicamente.
Mur-mu-llo. Esto es lo que se acrecentó con el último movimiento de Pé. Esta vez la magnitud era tal que aún poniendo todo su empeño Parapluff no podía distinguir ni una sola sílaba.

- Tengo mucho sueño. ¿qué ocurre?

Una vez más los gritos en masa se contuvieron, como se contiene la fuerza de un caballo por el tiro de las bridas del jinete, y se oyó claramente:

- Lo diremos en una frase: eres una embaucadora. Tú no escribes ni nada.Nos has creado sin razón, caprichosamente. Y nos has privado de nuestra condición de personajes: ¡Nos has privado de aventuras! Estamos aburridos hasta rozar la locura, hartos hasta pedir tu dimisión, adorada Mme.

El sonido de la última “e” rebotó en cada milímetro de la estancia de nuestra mujercita. Un silencio oscuro penetró (puede que por el resquicio de la ventana) y entró velozmente como un vendaval que todo lo tira. Cubrió y tiñó cada esquina de la habitación; el silencio estridente y desasosegado heló a la pequeña parapluff. Esta, sintiendo el techo de su habitación caérsele encima, dejó la libreta resbalar de sus manos.
El ruido que produjo la libreta en contacto con el suelo rompió de golpe el silencio helado que había solidificado en la habitación, obligando a mini-madamme a parpadear, y produciendo la caída de una minúscula lágrima de Pé.

La muchedumbre, compadecida de su creadora, estaba totalmente calmada.


martes, 26 de mayo de 2009

Lo irreverente I

Carrete nº 8 [sabanas


El murmullo lejano empezó a acercársele progresivamente. Tal fue así que ya era capaz de discernir con claridad cada palabra, cada diálogo y cada entonación de ese batiburrillo de voces, lo que evidenciaba el hecho de que tales voces debían andar cerca. Tras oír su nombre en un tímido gritito revolucionario varias veces, a Mme Parapluff se le hizo imposible continuar con aquella farsa y seguir haciéndose la sueca. El murmullo iba dirigido a ella.

Así que se desperezó indolentemente, remoloneó tranquilamente frotándose con las sábanas y, totalmente en contra de su voluntad la madamme de tres emes abrió los ojos, no sin antes rascarlos levemente.

Empujó con sus gruesos pies el edredón hasta el final de la cama, y casi empujada por un impulso sonámbulo se sentó. Carraspeó varias veces sucesivas a fin de aclarar su voz y, finalmente, pronunció incluso sorprendiéndose a sí misma:

- ¿Dónde estáis?

En menos de una micra de segundo la tímida voz revolucionaria que por vez primera había pronunciado el nombre de nuestra protagonista respondió enérgicamente:



viernes, 22 de mayo de 2009

Julio

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Tienes un corazón que no te cabe en el pecho. Tienes la fuerza, la risa y la vitalidad de un niño pequeño, pero la paciencia, la madurez y los recursos de un adulo.

No sé si sabes la tranquilidad y la seguridad que me das.

Has aspirado a lo más grande que un hombre puede aspirar: a dejar el mundo un poco mejor de cómo lo has encontrado.


Y lo estás consiguiendo.


Lo único que me molesta es que ya no te puedo leer.



lunes, 18 de mayo de 2009

Aquella melodía

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Fue ese dudar de sus diminutos pies, esa inseguridad de sus pasos, lo que hizo levantar mi mirada buscando aquella melodía.


Ahora no puedo dejar de escucharla, una y otra vez.





ps. Que alguien le dé al Sol las gracias.



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sábado, 16 de mayo de 2009

Mímica

Tu morro


Tus besos




y yo.




domingo, 10 de mayo de 2009

Marguerites II

Olympia2008 092


Terminarás escribiendo poesía.




Notas al pie de página(1)





sábado, 9 de mayo de 2009

¿Dónde estás?

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Me pregunto si te he perdido. ¿Dónde fué?
Me pregunto si aún estás doblando la esquina, o si es sólo que me diste la espalda y ya no me veo reir.
Me pregunto si una vez que dobles la esquina, no volverás a pisar mis huellas...
Me pregunto...
si dejándome flequillo volverás, porque así te gustaba más.


Me da miedo que cuando vengas sea sin tocar el suelo, rozando las nubes y un poco difuminada.Riendo a carcajadas que no podré oir.Como venida de otro mundo, como hecha de otra pasta,...intocable e inalcanzable. Tan lejana, tan tenue.


Y yo, tan triste.

Este hacerse mayor sin delicadeza.


domingo, 3 de mayo de 2009

Ahora

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He dejado de ser quien quería,
anhelaba y
envidiaba ser.

He vuelto a ser quien yo era.


Ahora me encanto.



-Ana-