sábado, 24 de abril de 2010

Ciento noventa y tres.

En cualquier sitio crecen flores


En la pizzería La Fontana Di Trevi, al lado del estanco, tienen una pizarra de tiza pequeña. La he visto hace un rato porque he ido a pedirles cambio, y hoy lucía una frase que me ha hecho pensar.

Me he puesto a darle vueltas a todo y me he acordado de cuando una niña pequeña en Cuba me dijo que bailase con ella salsa, y yo no bailé porque a cada paso mío ella daba treinta, y mejor.
Me he acordado de cuando una vez Julio y yo rompimos el cristal de la mesa del telefono, de cuando mi primo pequeño se me cayó en la playa y se le lleno la boca de tierra.
De la verguenza que pasé un día en clase en el que dije que el plural de sofá era sofares. Del día en que Benny me hizo la cama porque volviendo a casa le conté que no la había hecho y que no podría acostarme esa noche si no la hacía.
Me he acordado de cosas que creo que nunca olvidaré, como la conversación que tuvimos todas una noche en el dúplex de irene o el día en que me esperaste en la estación de autobuses con dos gerberas en la mano, y me he dado cuenta de que la frase tenía mucha razón, y de que me gustaría contarle a muchas personas los recuerdos que guardo de ellas en mis adentros.


"La memoria es un perro al que le tiras un palo y te trae cualquier cosa"