Perdóname, no puedo hablar más alto.
No sé cuándo me oirás, tú, a quien me dirijo.
¿Y acaso me oirás?
Mi nombre es Hor.
Te ruego que acerques tu oído a mi boca, por lejos que estés de mí,ahora o siempre. De otro modo no puedo hacerme entender por tí. Y aunque te avengas a satisfacer mi ruego, quedarán muchas cosas que tendrás que desvelar por tu cuenta.
Necesito tu voz donde la mía falla.
Michael Ende: El espejo en el espejo
2 comentarios:
grita entonces!no importará la lejania de su oido
a veces prefiero que la gente "me" desvele por su cuenta, pero oirán.
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