miércoles, 13 de octubre de 2010

El bikini

Cristal



Estaba desquiciado buscando. El simple hecho de ver la habitación patas arriba, con las camisetas colgando de las puertas de los armarios, la lámpara volcada, de forma que solo alumbraba la ventana, y mil fotos esparcidas por el suelo, le hacía cabrearse aún más y obcecarse progresivamente hasta quién sabe donde. Enfrascado en su labor trastornada lo encontró, sin ser eso lo que iba buscando. Fucsia, con ese color tan estridente que ya tenía en su época. Ese color que sólo su cuerpo dorado podía lucir con elegancia. Arrugado y olvidado en el fondo del cajón, como los papeles producto de su inspiración nocturna. Desgastado…como su amor, que lo habían usado demasiado.
Con el bikini en las manos, totalmente calmado y con la nostalgia brotándole de los dedos, llego a la conclusión de que aquel bikini era la metáfora más bonita de su amor apaciguado, sin pasión ni incertidumbre.
Cerro los ojos, y empezó a oir las olas chocando en las rocas, la gente jugando a las cartas,…
Repentinamente olio a sal: le había caído una lagrima, sin su permiso. Bella, traicionera, y delicada, aquella lágrima provocó la lluvia de unas cuantas más.
Porque imaginar es lo que nos alivia a todos, imaginó que en ese preciso instante entraba ella. Y que acongojada ante aquel panorama le proponía entusiasmada ir el domingo a la playa.



Anónimo


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