Cogió al hombre, esa obra de imagen difusa y, tras colocarlo en medio del mundo, le habló de la siguiente manera: No te he dado un lugar determinado, ni una cara propia, ni un don particular, oh Adán, con el fin de que tu lugar, tu cara y tus dones, los desees, los conquistes y los poseas por tí mismo. La naturaleza encierra otras especies en unas leyes establecidas por mí. Pero tú, que no tienes límite que te acote, te defines a tí mismo según tu propia libertad, en cuyas manos te he colocado. No te he hecho celestial, ni terrenal, ni inmortal, con el fin de que, soberano de ti mismo, concluyas tu propia forma libremente, como un pintor, o un escultor.
Juan Pico della Mirandola.
Juan Pico della Mirandola.
4 comentarios:
vuelvee yaa! :(
Al canapé le falta su qué...
todavia no as vuelto?
¬¬
Se te estan enfriando las albondigas...
Vuelvee!
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